De Canarias a Puerto Rico: Patrimonio linguistico
De Canarias a Puerto
Rico: Patrimonio lingüístico
La cultura canaria y la puertorriqueña se unen
una y otra vez. En esta ponencia le daremos importancia al patrimonio lingüístico.El
objetivo es identificar la huella que existe entre el hablar de los canarios y
el de los puertorriqueños . Entiéndase
por patrimonio hacienda que alguien hereda de sus ascendientes. De allí que el
concepto, históricamente, asociado a la herencia. El concepto lingüístico tiene
su origen etimológico del francés linguistique; este de linguiste, «lingüista»
y aquel del latín "lingua", «lengua» es el estudio científico del
origen, la evolución y la estructura del lenguaje, a fin de deducir las leyes
que rigen las lenguas (antiguas y modernas).
El lenguaje nos es tan natural como la
respiración. Sentimos su falta cuando se enrarece o se contamina.
Aquella frase de gobernador puertorriqueño,
Luis Muñoz Marín en su "Discurso de Agapito", seguirá resonando en los
oídos de futuras generaciones como resuenan todavía en las nuestras tantas
palabras patricias del siglo XIX: "La lengua es la respiración del
espíritu.
El habla canaria es la modalidad del español
propia y convencional de las islas Canarias, utilizada por los aproximadamente
dos millones de hablantes del castellano que habitan dicho archipiélago
atlántico. Se trata de una variedad dialectal encuadrada dentro de lo que se ha
llamado «modalidad atlántica», similar a las de la América hispanohablante, y
también a las del sur de la península ibérica, especialmente Andalucía
occidental.
La situación geográfica de Canarias, que ha
convertido al archipiélago en un histórico lugar de paso y puente entre
culturas, ha motivado la presencia de términos de origen inglés, francés o
árabe, así como de procedencia americana. También los aborígenes canarios que
poblaron las islas con anterioridad a su conquista dejaron su impronta en el
vocabulario isleño. [1]
Desde el primer viaje de Cristóbal Colón a
América, que zarpó de la isla canaria de La Gomera en 1492, Canarias se
convirtió en el lugar de paso entre las dos orillas del Atlántico, por lo que
las islas influyeron decisivamente en la formación de algunas variedades del
español habladas en América. Es importante recordar la influencia canaria en el
desarrollo del español caribeño hablado en Cuba, Puerto Rico, Venezuela y
República Dominicana debido a los miles de canarios que emigraron a esos
territorios durante la época colonial. Durante este periodo se produjeron
importantes fundaciones por parte de canarios en el llamado Nuevo Mundo, como
es el caso de Montevideo, en Uruguay, o San Antonio de Texas en los actuales
Estados Unidos. En el estado de Luisiana, Estados Unidos, se concentra una
colonia de descendientes de emigrantes canarios, isleños que siguen manteniendo
el canario como lengua vernácula. La emigración de canarios a América continuó
con posterioridad a la independencia de las colonias españolas en ese
continente, fundamentalmente con destino a Cuba y posteriormente a Venezuela,
donde la emigración canaria se produjo hasta épocas muy recientes, los años 70
del siglo XX. Todo esto produjo una huella cultural y lingüística tanto de
Canarias sobre dichos países americanos como a la inversa, al volver parte de
los canarios.[1]
El dialecto más similar al canario, dado el
vínculo histórico entre ambas zonas, es el dialecto caribeño, hablado en Cuba,
Puerto Rico, República Dominicana, y la costa del Mar Caribe (Venezuela, el
norte de Colombia y Panamá). Además, léxicamente, el dialecto canario está
ampliamente influenciado por el idioma portugués, del que deriva cierta parte
de su léxico[2]
La importancia del habla canaria es singular,
trascendental y posee su propia personalidad. Entre los elementos que viajaron
con los canarios a Puerto Rico el lenguaje es parte de ese equipaje. Son
innumerables los vocablos de origen canario que se usan en Puerto Rico, y el
que ha oído hablar a un puertorriqueño y a un canario sabe que nuestra
entonación y sintaxis es muy parecida. El habla canaria es definitivamente la
madre del español puertorriqueño. Hoy día muchos puertorriqueños están
re-descubriendo sus orígenes canarios y españoles en general.
Cabe mencionar al puertorriqueño que más ha
estudiado este tema, Manuel Álvarez Nazario
en su libro, La Herencia Lingüística de Canarias en Puerto
Rico el mismo obtuvo en 1972 el
premio “Augusto Malaret” de la Real Academia Española de Madrid. Su copiosa
obra lingüística y filológica constituye un generoso aporte a la historia de
las letras hispánicas.
El español de las islas Canarias también
contribuyó en gran medida en la evolución del español de Puerto Rico: miles de
canarios emigraron con la esperanza de establecer una vida mejor en las
Américas y formaron la base de la inmigración puertorriqueña del siglo XIX, a
la que habría que añadir los cientos de familias canarias que emigraron a
Puerto Rico desde 1685 hasta finales del siglo XVIII, debido al llamado Tributo
de Sangre. Los canarios, como los puertorriqueños, habían heredado la mayor
parte de sus rasgos lingüísticos de Andalucía. La influencia canaria está más
presente en el idioma de los puertorriqueños que viven en la región montañosa
central. Los dialectos de las Canarias y del Caribe comparten una entonación
similar que, en términos generales, significa que las vocales suelen ser
bastante largas. El español de Puerto Rico y el español de Canarias son
prácticamente similares.
Empecemos viendo vocablos de la toponimia canaria
que pasan a ser parte de la puertorriqueña. La toponimia es una disciplina de
la onomástica que consiste en el estudio etimológico de los nombres propios de
un lugar. Ejemplo en el municipio de Manatí subsiste hasta el día de hoy el
toponimio playero, Mar Chiquita probablemente establecido por los canarios del
recuerdo muy antiguo de Mar pequeño que dieron los castellanos desde antes de
mediar el siglo XV al pequeño mar interior que cierra las Islas de Lazarote y
Fuerteventura contra la vecina costa de África. Se dan otros ejemplos en
lugares que fueron colonizados por los isleños tales como: Cerro Gordo, La Vega,
El Rosario, Las Lajas proveniente de Tenerrife. Otros toponímicos que podemos
mencionar son: Trujillo Alto, Añasco, Palma rejo, Toda Alta y Toda Baja, Vega
Alta y Vega Baja.
Otro aspecto de la huella lingüística entre
Canarias y Puerto Rico se observa en la antroponimia. Entiéndase por
antroponimia estudio del origen y la significación de los nombres propios de
persona. Este aspecto confirma el impacto de la colonización canaria en Puerto
Rico. El estudio comparado de los apellidos en el Archipiélago y en nuestro
país pone de manifiesto la coincidencia en uno otro punto geográfico de unos
mismo geográfico de unos mismo nombres. Entre estos se encuentran: Abrante, Acosta,
Alfonso, Almeida, Barbosa, Barreto, Borges, Cubelo, Fragoso, Machado, Marrero, Sotomayor;
Vélez; Borrero; Núñez; Jiménez; Pieras; López de Victoria; Segarra; González y
Acevedo entre otros.
Los
canarios aportaron también a la expresión verbal de los puertorriqueños. Entre
las características identificadas por el Dr. Álvarez Nazario incluyen: el
vocalismo o pronunciación de las vocales donde tendemos a enfatizar la í y la
ú, la perdida de la (s), el seseo, el yeísmo, la pronunciación aspirada de la x
y las implosiva, la velarización de n final absoluta, la caída de la d final, l
articulación de la ch y la nasalización.
Ejemplos
del cambio de r por l son:
Al Cartero
– cartero
Cárcel – cárcel
Cardiólogo
–Cardiólogo
Cargo - cargo
Sobresale
el uso de ato en vez de éxito en el diminutivo de las palabras y la sustitución
del vosotros por ustedes. Un ejemplo particular del ato es de uso común en
Puerto Rico, ¡Ay Bendito ¡. Es una frase puertorriqueña, forma abreviada de
"¡Ay, Bendito sea Dios!". ... Específicamente, la frase Ay bendito
(denota) se entiende por: Una expresión de compasión, pena, empatía, congoja o
tristeza sobre una situación adversa (y sobre el ser humano que la sufre).
El español
de Puerto Rico al igual que de Canarias se utiliza mayoritariamente el
pronombre ustedes para la 2ª persona del plural, sin el contraste con vosotros
que es mayoritario en la península ibérica.
Por otra
parte, la literatura puertorriqueña y la cinematografía se ha nutrido de
vocablos heredados de los canarios. Entre las obras identificadas esta:
Bienvenido
Don Goyito - Manuel Méndez Ballester
Ay Bendito
– Carmen Alicea Morales
Los que
dicen hay bendito – Isabel Delgado y Rosario Núñez de Ortega
La guagua
aérea – Luis Molina Casanova
La cajita
vacía – Luis Molina Casanova
La herencia
canaria más evidente en el Puerto Rico del siglo XXI la encontramos en el
léxico. Vocablos como “cachete” (mejilla), “ensoparse, enchumbarse” (mojarse),
“cuarto” (dormitorio), “fósforo” (cerilla), “cocotazo” (golpe en la cabeza),
“trapiche” y “guarapo” (referido a la industria azucarera), “guagua” (autobús),
entre otras son utilizadas en el lenguaje coloquial boricua. Cada vez que utilizamos una de estas palabras
estamos honrando la memoria de los canarios que llegaron a nuestras tierras.
El léxico ha pasado de generación en
generación, hagamos que no se pierda compartiendo y aprendiendo palabras nuevas
o que tenemos en el olvido.
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